San Petersburgo, Federación de Rusia.- Durante el recorrido en tren hasta la estación de Moskovsky, el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, fue recibido calurosamente por las autoridades de alto nivel de San Petersburgo, quienes expresaron su agrado y estima por los lazos de amistad fraternos entre Rusia y Venezuela.
Al momento de su recibimiento el Mandatario Nacional expresó que «Francisco de Miranda, Coronel del Ejército ruso, también fue el Generalísimo de la independencia de América Latina, esto para referir que no solo comparten el ideal de un líder como Miranda, sino el amor por sus pueblos.
Luego de la llegada del Jefe de Estado a esta emblemática estación, las autoridades de alto nivel de la Federación de Rusia le entregaron como símbolo de afecto entre ambas naciones «el pan y la sal», una abrasadora expresión étnica, cultural y de unión para forjar lazos de hermandad entre ambas naciones.
Sumado al presente entregado al Dignatario venezolano, los representantes de la Gobernación de la ciudad le otorgaron un ramo de flores a la primera combatiente Cilia Flores.
Por su parte, el gobernador de San Pertersburgo, Alexander Beglovv, le manifestó al Presidente venezolano lo siguiente: «Queremos mucho a su país (…) ustedes siguen la labor de sus antecesores (…) aprendemos de ustedes su seguridad y su patriotismo. Muchas gracias por visitar hoy San Petersburgo».
Es importante mencionar que esta capital cultural que siglos atrás se llamaba Leningrado y actualmente San Petersburgo, atesora el honor de ser la ciudad que ha soportado el asedio más largo y letal de la historia, ademas de ser el epicentro de varias revoluciones que cambiarían el rumbo del país euroasiático y lo mantendrían a la vanguardia de los principales movimientos sociales y políticos de todo el siglo XX.
En contexto, el tren de alta velocidad de calibre ruso Velaro RUS (Sapsan), fue construido por una empresa tecnológica líder enfocada en la industria, Siemens y es el segundo más antiguo del país.
Prensa Presidencial/Irmary Díaz