La Campiña, Caracas.- El presidente de la República, Nicolás Maduro, conmemora este martes la derrota que hace 20 años el pueblo trabajador dio al sabotaje petrolero, orquestado por la cúpula empresarial y sectores de la oposición para derrocar el Gobierno de Hugo Chávez, atentando contra la principal industria del país, Petróleos de Venezuela (PDVSA).
En el acto que se desarrolla en la sede de PDVSA La Campiña, ubicada en Caracas, el Jefe de Estado se encuentra acompañado por Tareck El Aissami, vicepresidente sectorial de Economía y ministro del Poder Popular de Petróleo; Asdrúbal Chávez, presidente de PDVSA; Pedro Tellechea, presidente de Petroquímica de Venezuela, S.A (PEQUIVEN) y Wills Rangel, presidente de la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros de Venezuela (FUTPV).
En contexto
La acción comenzó el 2 de diciembre de 2002 con el llamado a «paro cívico» que en realidad sería un golpe petrolero durante 63 días para paralizar la actividad económica del país, generando pérdidas estimadas en 20.000 millones de dólares.
El plan criminal fue impulsado por factores que se oponían al proceso de transformación social de la Revolución Bolivariana, como la extinta Coordinadora Democrática, la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela (Fedecámaras) y la Central de Trabajadores de Venezuela (CTV), controlada por Acción Democrática (AD), en alianza con algunos trabajadores de PDVSA, agrupados en la asociación civil «Gente del Petróleo», y una nómina mayor comprometida con intereses transnacionales.
El propósito del ataque era revocar los alcances en materia petrolera como la Ley Orgánica de Hidrocarburos, que incrementó a 33% las regalías que debían pagar las empresas transnacionales, revirtiendo la llamada “apertura petrolera” de la década de 1990 para debilitar la soberanía sobre el crudo, aumentar volúmenes de producción y disminuir ingresos fiscales para justificar una gradual privatización.
Esos mismos actores, que en la actualidad mantienen una guerra no convencional para desestabilizar la economía de la nación y frenar el avance de la Revolución Bolivariana, impulsaron un boicot marítimo y aéreo, financiero y tecnológico en contra de la principal empresa del país.
Con estas acciones, la derecha se planteó desabastecer el mercado interno de combustible y gas, paralizar la exportación de crudo, generar desabastecimiento de alimentos y bloquear las cuentas de la empresa para quebrar el Estado y provocar un estallido social, que permitiera derrocar al Comandante Hugo Chávez por la vía de un golpe económico, tras el fracaso del golpe de Estado del 11 de abril de 2002.
Si bien el plan afectó a la principal industria del país, que proporciona más del 90% de las divisas para el sector productivo, la estrategia tenía otras aristas claves: bloqueo de producción de alimentos, de leche, de harina de maíz, de carne, agua, así como otros consumos esenciales para las familias.
El paro y sus pérdidas
En el programa Aló, Presidente número 138 transmitido el 9 de febrero de 2003, desde la Refinería El Palito, en Carabobo, el Comandante Chávez destacó que el «paro petrolero» había sido derrotado gracias a la conciencia política y resistencia del pueblo y las Fuerzas Armadas en unión cívico-militar.
«Creyeron que Chávez no aguantaba el paro, pero se equivocaron porque no es Chávez, esto no es de un hombre, aquí lo que hay es un pueblo con dignidad, aquí lo que hay es un colectivo dando una batalla como nunca antes», expresó al extender su reconocimiento al pueblo y la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) por su labor en la recuperación de las operaciones de la estatal y en la derrota del paro.
Como consecuencia de esta acción criminal, Venezuela interrumpió su papel de proveedor confiable de crudo y combustible al mercado internacional.
Informes de PDVSA reflejan que por el sabotaje petrolero se registró una contracción en el Producto Interno Bruto (PIB) de 15,8 % durante el cuarto trimestre de 2002; de 24, 9% durante el primer trimestre de 2003 –el más alto en la historia del país–, mientras la caída del PIB petrolero fue de 25,9% y 39,3%, respectivamente.
«Nos atacaron refinerías, centros de distribución, de llenado, las líneas de transporte para distribuir el combustible, todo eso lo sabotearon, llegaron hasta dañar las gandolas. Luego los barcos los pararon en el Caribe y nos hicieron un autobloqueo; ellos estaban convencidos, pero otra vez se equivocaron», denunció Chávez en aquella oportunidad.
Cifras de la estatal revelan que las pérdidas por ventas no realizadas alcanzaron más de 14.430 millones de dólares, lo que motivó una disminución de 9.998 millones de dólares en la capacidad contributiva de la empresa y sus filiales al fisco nacional, disminuyendo los recursos empleados por Ejecutivo para desarrollar los programas sociales.
Petróleo para la inversión social
Pese al asedio de la derecha, la estatal inició desde febrero de 2003 un proceso de transformación que le ha permitido continuar la exploración, explotación y comercialización de crudo; y contribuir al desarrollo social de la nación con más de 490.000 millones de dólares entre 2001 y 2014.
Estos recursos han sido sustento de algunos programas como la Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV), así como la protección social de niños, jóvenes y adultos mayores.
A finales de 2017, el Ejecutivo nacional ordenó una reestructuración de PDVSA tras los estragos de grupos que atentaron contra esa industria a través de una red de corrupción. Este proceso de fortalecimiento es impulsado por la clase obrera de la estatal, la misma que derrotó el paro de 2002-2003.
Hoy, la recuperación y la estabilidad son signos de la industria petrolera venezolana. Datos recientemente publicados por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), certifican que, durante los cinco primeros meses de 2022, la producción petrolera venezolana creció, en promedio, 229.000 barriles diarios
Prensa Presidencial / Karla Cotoret