Palacio de Miraflores, Caracas. — En 1818, el Correo del Orinoco era impreso en una prensa y distribuido a caballo. Hoy, la información viaja a la velocidad de un clic, con una amenaza latente: plataformas extranjeras deciden qué voces serán escuchadas y cuáles no. Conocer las claves para entender y enfrentar la manipulación global contra Venezuela, además de la censura y el juego político detrás de ello, es un grito de libertad que resuena en cada rincón del territorio nacional.
Correo del Orinoco: Herramienta de liberación
Este viernes, el país celebra el Día del Periodismo en honor a la primera publicación informativa del Correo del Orinoco, hecha en 1818, por el Padre de la Patria, Simón Bolívar. Esta edición, que nació en medio de la lucha de liberación nacional para influir en lo que hoy se llama opinión pública, se inscribe en la visión general del Libertador sobre el proceso político que venía encabezando.
La construcción de la identidad nacional venezolana, durante la época de la independencia, fue un faro que Bolívar siguió para polarizar y cohesionar. «Hay que considerar que ‘Venezuela’, como hoy la conocemos, no era una entidad bajo la cual los habitantes de este territorio pudieran sentirse plenamente identificados, es decir, Venezuela como entidad nacional o como país no existía. Y he aquí una de las justificaciones de uno de los actos más formidables de la gesta bolivariana, que ha sido condenado por esa historiografía conservadora y eurocéntrica, que se ha encargado de escribir nuestra historia: el Decreto de Guerra a Muerte», explicó Juan Gómez, Mgtr. en Historia y en Política Exterior de Venezuela, además de director (E) del Taller Central de Maquinarias Pesadas del Ministerio de Transporte.
No obstante, recordó que, previo al Correo del Orinoco, el generalísimo Francisco Miranda también tuvo un guiño con el manejo de la narrativa con fines patrióticos: «En 1806, a bordo del Leander, no solo habían sido embarcados hombres y armas; también había una imprenta. El fracaso de aquellos esfuerzos mirandinos también determinó el destino de aquel artefacto».
Volviendo al proyecto comunicacional de Bolívar, citó una frase que el Libertador le dirige a Francisco Peñalver en una carta: «Mándeme usted, de un modo u otro, una imprenta que es tan útil como los pertrechos». No escatimó Bolívar en darle la importancia a estos esfuerzos con otra frase: «Su objetivo era abrir un nuevo frente en la guerra, en donde emplearía la Artillería del Pensamiento».
Es el Correo del Orinoco, por consecuencia, «el primer esfuerzo metódico, con visión de largo aliento, para apoyar la lucha independentista y es, por supuesto, una respuesta al trabajo que los realistas ya venían haciendo desde hace algún tiempo en este campo con la Gaceta de Caracas, donde destaca la pluma de José Domingo Díaz, quien despuntó en su redacción (y sus ataques contra el bando republicano) luego de asumir la dirección de este periódico en 1815».
¿Qué contenidos promovía?
Si uno revisa el Correo del Orinoco, encontrará que podía hallar desde información acerca de la Campaña Libertadora, proyectos del naciente Gobierno colombiano, hasta declaraciones atribuidas a personeros de la Corona española. «Un ejemplo es la carta que Pablo Morillo le dirige a Fernando VII, describiendo la responsabilidad de los venezolanos en la gesta independentista americana, publicada en uno de los números del Correo y que servía para apuntalar la posición patriota ante la colectividad», relató Gómez sobre este proyecto. El medio demostraba pluralidad y hacía contrapeso a la Gaceta de Caracas, que nació como un órgano oficial de la Capitanía General de Venezuela, al servicio de la Corona española, y que era utilizado como una poderosa herramienta de propaganda para desmoralizar a las tropas patriotas y deslegitimar la causa de la independencia.
En este contexto, el Correo del Orinoco surgió durante la guerra de liberación, una de las más violentas que se dio en el continente. Reflejaba los intereses del momento dentro del bando patriota, pero apelaba incluso al empleo de lo que el bando enemigo declaraba. Por tanto, no solo daba a conocer las victorias patriotas, sino que sumaba a la población que podía ser indiferente a la causa insurgente, lo que lo convertía en una voz realmente emancipadora y equilibrada.
¿Qué ocurre en la actualidad?
Las comunicaciones han evolucionado desde entonces, y las herramientas de propaganda se han fortalecido hasta el punto de dominar las narrativas para consolidar o derrocar gobiernos. Los medios tradicionales han dado paso en gran medida a las redes sociales, lo que ha conllevado la necesidad de plantear nuevas formas de lucha y de que, al igual que Bolívar, sean levantadas las banderas de la libertad y, con estrategia táctica, se controlar el discurso.
EL DATO: ¿Qué es el algoritmo?
Es el conjunto de normas y procesos computacionales que determinan qué contenido se muestra a los usuarios y en qué orden, dentro de sus feeds de noticias o líneas de tiempo; priorizando contenido basado en interacciones previas, relevancia, intereses y otros criterios. Fuente: Deusto Formación.
«Evidentemente, en este campo nuestros esfuerzos siempre serán más modestos, porque no contamos con los recursos para crear auténticos monstruos comunicacionales como lo son CNN, Reuters, Bloomberg, así como la industria “cultural” al servicio del imperialismo, Hollywood, por ejemplo. Pero en todo caso, es allí donde debemos centrar nuestros esfuerzos: superar el mensaje que creamos y la forma en que lo divulgamos. Es una tarea que hay que ir afinando sobre la marcha, ya que la batalla por la dominación cultural se está haciendo más reñida en la medida en que el Capitalismo, como sistema económico dominante, va mostrando señas cada vez más evidentes de su crisis y desgaste», sostuvo Gómez.
Esto coincide ampliamente con la visión del docente universitario, defensor de los derechos humanos y la comunicación plural, autor del libro Antiperiodistas y Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar 2016, Fernando Casado: «Las redes sociales han sido el gran fiasco de la democratización de la comunicación. Pensábamos que, frente a una situación de un ecosistema mediático (de la radio, la prensa y la televisión), ahora las redes sociales vendrían a democratizar ese ecosistema de medios que mutaba a una sociedad más transmediática y, por lo tanto, con una mayor pluralidad. Porque habría una mayor capacidad de generación de mensajes que, al mismo tiempo, obligarían, de cierta manera, a los medios tradicionales a adaptar sus líneas editoriales si no querían perecer ante los nuevos tiempos que traían las nuevas tecnologías».

Sin embargo, catalogó esto como un fiasco, porque el mundo se encuentra bajo el paraguas de la «dictadura del algoritmo» que, en muchos casos, es mucho más tiránica y mucho más cerrada. «Una de las críticas es que siempre habíamos visto cómo el origen de los medios de comunicación tradicionales había sido la concentración de la propiedad; vemos que normalmente detrás de los medios de comunicación se encontraban grandes empresas con intereses muy concretos y aplicando líneas editoriales claramente neoliberales y sesgadas, a favor de los intereses de la élite imperante. Pues ahora, al hablar de este factor de la economía política de la comunicación, la concentración de la propiedad de las redes sociales es mucho mayor», sostuvo Casado.
Recordó que son cuatro las grandes redes sociales del mundo y tres de ellas pertenecen a la misma persona: Instagram, Facebook y Threads. «Además, los formatos que se nos imponen normalmente están diseñados para que haya una influencia muy grande de la imagen en detrimento del argumento de la palabra. Es decir, tienes que resumir, si es que se te permite escribir mensajes, de forma muy reducida. Esto impide la reflexión y fomenta la difusión de estereotipos preexistentes», mencionó, no sin antes cuestionar que la democratización queda reducida a la mínima expresión y que el proceso de alineación es ahora incluso mayor que el que existía con la prensa, la radio y la televisión.

Shadowbanning y sesgo
Randolph Borges, coordinador web de Radio Miraflores, uno de los medios públicos del Gobierno Bolivariano, relató parte de su experiencia como testigo del bloqueo del canal oficial de la radio en YouTube. Aseguró que este tipo de acciones constituyen una medida claramente política y que obedece a los intereses de los actores detrás de las redes sociales.
«No era la primera vez que se bloqueaba el servicio del canal de YouTube. En otras oportunidades, advertían que había alguna violación a las normativas por colocar música con copyright, pero en ningún momento se explicó cuál era la infracción. Se solicitó explicación en múltiples ocasiones, pero la respuesta era evasiva o poco clara. Finalmente, hubo una especie de ultimátum, que nunca especificaron de qué se trataba, hasta que vino la suspensión. Claramente no supieron o no quisieron responder, puesto que, si de música y copyright se trata, muchas emisoras que transmiten por streaming tienen nuestra misma metodología y no reciben la misma frecuencia de advertencias y mucho menos les suspenden la cuenta», rememoró Borges sobre este hecho en el que se vio afectada una cuenta oficial del Estado venezolano.
Solo en 2019, la otrora Twitter, ahora X, suspendió 1.196 cuentas por usar reiteradamente sustantivos como: Venezuela, pueblo, presidente, Maduro, Gobierno, Chávez, Rusia o patria; solo porque «parecen involucradas en una campaña de influencia impulsada por el Estado». Muchas de las cuentas se volvieron a activar posteriormente, pero lo llamativo es que fueron justamente cuentas de hasta 70.000 seguidores, es decir, de influencia, que pertenecían al Estado o a particulares que defendían el proceso Revolucionario, entre ellas, @Mippciven (Cuenta del Ministerio del Poder Popular para la Comunicación e Información), cancelada de forma indefinida y sin mayor explicación de su violación a las normas.
Además de bloqueos y suspensiones masivas a cuentas que posicionan contenidos relacionados con el Gobierno Bolivariano, surgieron los shadowbanning. Borges menciona que esta es una forma de censura que se adapta a las nuevas tecnologías de la comunicación y que es peor que la censura aplicada por los gobiernos absolutistas, pues usa herramientas de la inteligencia artificial con el fin de bloquear contenidos que resultan incómodos a los dueños de estas plataformas.
«En Venezuela es cotidiano el uso del shadowbanning para bloquear contenidos que muestran los logros o buenas noticias relacionadas con la Revolución Bolivariana. El mismo presidente Nicolás Maduro es objetivo de estas prácticas, así como las instituciones del Estado. El shadowbanning es una estrategia de imposición del pensamiento único de ultraderecha, que controla todas las formas de inteligencia artificial que operan hoy en día. Todo lo que sea distinto a ello, no se hará viral», refirió sobre los estudios que ha hecho al respecto en materia de contenidos digitales viralizables.
Al respecto, mencionó que el Gobierno Bolivariano ha acertado al divulgar los riesgos de plataformas altamente inseguras como WhatsApp, porque responden a los intereses de los medios electrónicos que imponen el pensamiento único capitalista.
La Guerra de los Sentidos
Hoy, la guerra es diferente; las tendencias son balas. Fernando Casado, como especialista en comunicación, afirma que las redes sociales son, sin duda, armas geopolíticas. «La guerra contra TikTok por parte de Donald Trump, en el fondo, es una disputa por los sentidos. El hecho de que tres de las cuatro redes sociales más importantes sean estadounidenses y una sea china no es un tema trivial; ahí hay claramente una pugna por los sentidos, porque estas son armas muy importantes para generar percepciones de la realidad y alineación, son las formas modernas de la alineación», precisó.
En el ámbito de las comunicaciones, la guerra de los sentidos hace referencia a una intensa competencia por la atención, la percepción y la influencia, en un entorno saturado de información y estímulos. Es decir, va más allá de los mensajes: hay intencionalidad y estrategia. ¿Qué se puede hacer frente a ello? Parece que muy poco.
«El derecho internacional está construido bajo premisas liberales, ¿a qué me refiero? Aunque una parte importante del derecho a la libertad de expresión sería la información veraz, lo cierto es que no hay un abordaje del derecho desde la perspectiva del abuso de quien es dueño de un medio de comunicación y del uso abusivo de los medios, así como del sesgo y la orientación de estos. Es decir, tenemos otro derecho que es la libertad de prensa, pero no hay un contrapeso a esa libertad de prensa», explica Casado sobre las condiciones que han dado pie al uso de los medios de comunicación y las redes sociales como armas de guerra.

EN FRASES:
«La construcción del derecho internacional se ha hecho históricamente, desde que nació este derecho —que además es de los primeros en surgir desde una perspectiva liberal— para salvaguardar la irresponsabilidad de los medios de comunicación». Fernando Casado
El especialista continuó explicando que cuando se realiza una acusación de violación de la libertad de expresión, el derecho internacional actúa de forma inmediata, pero cuando se trata de la violación sistemática del propio derecho a la libertad de expresión por parte de los medios de comunicación como actores privados, no estatales, no hay una actuación del derecho internacional. «Esto, al final, también es una construcción política del uso manifiesto de un derecho, con lo cual, en el fondo, no hay racionalidad de carácter jurídico, sino una racionalidad política. Por lo tanto, la herramienta jurídica está diseñada para que no se pueda actuar, lo cual hace que los Estados queden en una situación de indefensión frente al poder utilizado por los medios de comunicación, azuzados a su vez por intereses geopolíticos de otros Estados», precisó.
EN FRASES:
«No habrá una igualdad de armas en el uso de la libertad de expresión ni en el uso del derecho internacional». Fernando Casado
Voces aliadas
El editor de The Grayzone, Max Blumenthal, ha sido crítico sobre la censura y la desinformación en los medios occidentales en relación con el tema Venezuela, argumentando que se busca establecer una narrativa única y negativa sobre el país en los medios dominantes, lo que ha catalogado como una forma de manipulación informativa.
Los venezolanos en la batalla
Si se comparan las coberturas mediáticas de Venezuela y otros países que defienden su independencia y sus proyectos políticos antiimperialistas, con las de naciones alineadas con los intereses de EE. UU., se observa una gran disparidad. En el primer caso, se suele presentar a los países en crisis desde una óptica negativa, sin profundizar en los motivos de los problemas que enfrentan y que, en muchos casos, derivan de las medidas coercitivas unilaterales.
«Cuando hablamos del uso de esta información en cuanto a realidades contrahegemónicas, o informaciones contrahegemónicas, como Venezuela, la situación es aún peor. Obviamente, existe una serie de actores, influencers, establishment y medios de comunicación que utilizan también este tipo de mecanismos de la comunicación, como las redes sociales, para llevar a cabo un ataque más masivo en contra de esas realidades incómodas o contrahegemónicas. Con lo cual, creo que la situación es aún peor de lo que veníamos teniendo con anterioridad», dijo Casado.
Mientras tanto, Gómez recuerda una frase que se atribuye a un poeta trágico griego (Esquilo) o a un político norteamericano (Hiram Warren J.), que establece que «en una guerra la primera víctima es la verdad». «En el caso venezolano, la desinformación ha servido no solo para tratar de confundir a la población local —a lo cual también se han sumado los errores que hemos cometido en la conducción del Estado—, sino también para dibujar una imagen negativa del país en el exterior. Esto, indudablemente, tiene como objetivo no solo moldear la opinión pública a favor de un discurso que beneficie los intereses imperialistas, sino también legitimar la intervención directa en los asuntos domésticos de la nación», explicó.
El cerco mediático ha sido uno de los procedimientos más recurrentes contra Venezuela. «Romper ese cerco mediático puede ser difícil, pero no imposible. En nuestro caso, el único antídoto, más que tratar de edificar poderosas redes digitales y medios en defensa de la Revolución —que hay que hacerlo igualmente—, lo que requerimos es el firme y militante compromiso del directorio revolucionario que ejerce el poder con el proyecto político bolivariano y el fortalecimiento de la organización popular», opinó Gómez al respecto.
¿Quién gana la guerra?
«Es una guerra muy difícil de ganar, porque ya las reglas del juego del enemigo están establecidas, como decíamos antes, de forma que si quieres luchar contra el estereotipo, contra el sentido hegemónico impuesto, con las herramientas que te dan, esto es muy difícil. Atacar al cáncer con una curita es como destruir un muro de hormigón con un clip, entonces es complicado lograr romper algo que está diseñado para que sea irrompible», refiere Casado al ser cuestionado sobre la disponibilidad de opciones para hacer frente total a la guerra híbrida.
No obstante, cree que hay alternativas que guardan relación con el uso de herramientas digitales distintas, porque, en términos generales, es muy difícil darle la vuelta al algoritmo. «El problema de fondo es quién es el dueño del algoritmo; entonces, nunca lo vas a poder vencer porque cuando ya le vayas a dar la vuelta, si alguna vez lo consigues, el dueño del algoritmo va a volver a manipularlo para que las cosas vuelvan a su lugar. Solamente hay una persona que tiene capacidad de control y de cambio de la computadora donde se diseña el algoritmo, y por eso es tan difícil cambiarlo. En el momento que se le pueda presentar una amenaza a la difusión de su algoritmo, inmediatamente cambiaría. Por lo tanto, en ese sentido, es muy compleja esa batalla de ganar», indicó.
Esto es compartido por Gómez, quien refiere que la guerra narrativa la ganan ellos (los capitalistas), porque hasta ahora estamos en su campo. «Es su dominio prácticamente sin rival de importancia; sin embargo, la realidad nos ayuda a equilibrar parcialmente las cosas y generalmente es allí donde hasta ahora, no sin grandes sacrificios e incluso retrocesos y cesiones, hemos podido imponernos», concluyó.
Soluciones concretas
Existen infinidad de redes sociales en desarrollo que pueden ser empleadas como alternativas a las occidentales. La misión de los venezolanos es continuar en resistencia. ¿Cuáles opciones tenemos disponibles? Telegram ha sido una alternativa a la censura, pero lo ideal es que el país avance en el desarrollo de redes propias.
Hay casos exitosos en esta materia, como Rusia con VK, mal llamado «el Facebook ruso», además de su buscador ‘Yandex’. También se encuentra disponible Rutube como alternativa al sesgo de YouTube, ya que no discrimina los contenidos políticos.
China también ha hecho su parte con WeChat, que es una súper app con mensajería, pagos, redes sociales, entre otros. Otra es Douyin, un TikTok chino, que promueve contenido educativo.
Venezuela tuvo su oportunidad con el lanzamiento de VenAPP en 2021, en plena guerra de sanciones y bloqueos digitales. Fue desarrollada para mensajería instantánea, la integración de medios públicos y el pago de servicios.
¿A qué estamos llamados? A continuar en el lanzamiento de herramientas atractivas que combatan la narrativa hegemónica y, al igual que Bolívar, romper la dependencia colonial.
Prensa Presidencial / Iliana Rosales