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Rusia conmemora 80 años de la victoria sobre el nazismo en la Gran Guerra Patria

porEduardo Hueck

May 9, 2025

Moscú, Federación de Rusia.- La Gran Guerra Patria, como se conoce en Rusia al conflicto que comenzó con la invasión nazi al territorio soviético el 22 de junio de 1941, llegó a su fin después de mil 418 días, cuando los mariscales Wilhelm Keitel y Gueorgui Zhukov firmaron la capitulación incondicional de la Alemania nazi en Berlín el 9 de mayo de 1945.

Este conflicto, el más sangriento de la Segunda Guerra Mundial, que cobró la vida de 27 millones de soviéticos, entre estos civiles y soldados, quedará grabado en la historia, a pesar de esta perdida la unión de un pueblo dio la victoria sobre el nazismo, un logro monumental que gran parte se debe a la astuta dirección político-militar de Iósif Vissariónovich Dzhugasvhili, conocido como Stalin (hombre de acero), líder de la Unión de Repúblicas Socialistas Sovieticas (URSS).

La estrategia implementada durante las diversas fases de la guerra no solo elevó la producción armamentística y la logística castrense, sino que también transformó el conflicto en un símbolo de unidad nacional y patriótica.

Desde el inicio de la Gran Guerra Patria en 1941, Stalin y los altos mandos militares desarrollaron una serie de tácticas adaptativas que respondían a las cambiantes dinámicas del campo de batalla.

Esta flexibilidad permitió a la Unión Soviética no solo resistir los embates del ejército nazi, sino también contraatacar con una fuerza renovada.

La movilización de la industria y la economía fue crucial; fábricas enteras se reorientaron para producir armamento y suministros esenciales, lo que resultó en un incremento significativo de la capacidad bélica soviética.

La participación activa de millones de soviéticos, tanto en el frente como en la retaguardia, convirtió la lucha contra el nazismo en una cruzada por la supervivencia y la dignidad no solo de la nación sino del mundo.

El clímax de estos esfuerzos se materializó el 9 de mayo de 1945, cuando las fuerzas soviéticas lograron ocupar Berlín, marcando así el fin de un conflicto devastador que dejó millones de vidas perdidas.

La victoria no solo representa un hito militar, sino también un triunfo del espíritu colectivo del pueblo soviético, que se unió en un esfuerzo común para derrotar al enemigo.

“La conmemoración del 9 de mayo, Día de la Victoria sobre el nazismo en la Gran Guerra Patria es una fecha sagrada para el pueblo ruso, que recuerda el heroísmo de hombres y mujeres que derrotaron al fascismo y salvaron la humanidad de una amenaza existencial”, expresó el embajador de la Federación de Rusia en la República Bolivariana de Venezuela, Sergey Mélik-Bagdasárov, en una entrevista ofrecida a prensa presidencial.

Paralelismos históricos y desafíos actuales

Mélik-Bagdasárov estableció un paralelismo entre la Gran Guerra Patria y los conflictos actuales, al señalar como ejemplo la situación en Ucrania, donde “el régimen nazi de Kiev hizo unas actividades crueles contra, en aquel entonces, su propio pueblo, el pueblo de Donbas, que ahora está con Rusia”.

Agregó que esto se observa también en otras partes del mundo, como en el trato a los migrantes venezolanos a quienes “les privan la dignidad”.

“Esto todo no es una coincidencia, es un desafío nuestro común contra el cual vamos a luchar y vamos a ganar, sin duda alguna, como nuestros antepasados han ganado 80 años atrás”, afirmó con convicción.

Un compromiso compartido contra el fascismo global

El Embajador ruso destacó que la batalla contra el fascismo trasciende fronteras y periodos históricos: “Nosotros en Rusia atribuimos una inmensa importancia al tema de la lucha contra el nazismo, contra el fascismo porque hoy día la humanidad se enfrenta a estos desafíos por todos lados y este problema de fascismo no tiene ni territorio, ni algún marco histórico, ni algún marco nacional, es un problema universal”.

“Rusia y Venezuela comparten el compromiso de defender un orden internacional justo, equilibrado y basado en el respeto a la Carta de las Naciones Unidas”, enfatizó el embajador, al añadir que “en un mundo marcado por tensiones, sanciones unilaterales, conflictos geopolíticos artificialmente inducidos, el fortalecimiento del multilateralismo es una prioridad compartida”.

Mélik-Bagdasárov identificó como uno de los mayores desafíos actuales “el auge de ideologías extremistas, xenófobas, neofascistas en diferentes regiones del mundo”, situación que “se agrava por intentos de reescribir la historia de la Segunda Guerra Mundial y de minimizar el inmenso papel decisivo de la Unión Soviética en la derrota del nazismo”.

El diplomático ruso fue enfático al señalar que “combatir el nazismo moderno implica defender la verdad histórica, educar a las nuevas generaciones, mantener una vigilancia activa contra cualquier forma de intolerancia o de exclusión”.

En este contexto, destacó la colaboración entre ambas naciones en foros internacionales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y el grupo de amigos en defensa de la Carta de las Naciones Unidas, una iniciativa venezolana que cuenta con el respaldo internacional.

“Recientemente a mediados de abril, en Moscú, se celebró una reunión de coordinadores de este grupo de amigos en defensa de la Carta de la ONU”, informó.

“Rusia y Venezuela trabajan de la mano para construir un mundo multipolar, justo y libre de fascismo, basado en la cooperación, la soberanía y el respeto entre los pueblos”, afirmó, al subrayar que “es una cosa evidente y esencial porque sin respeto mutuo no habrá paz”.

Al concluir, el embajador Mélik-Bagdasárov señaló que con esas acciones “no solo promovemos la vida sino la paz que merecemos todos, la paz que tenemos que promover y defender. Por la paz tenemos que luchar juntos, hombro a hombro, toda la comunidad porque estos tipos de desafíos como fascismo, nazismo e injerencias, estas medidas coercitivas unilaterales totalmente antihumanas, todo esto son desafíos a la paz y la paz tiene un valor primordial”.

Con una cita del célebre cantautor venezolano Alí Primera, el diplomático cerró su mensaje con una esperanza compartida por ambas naciones: “Que sea humana la humanidad”.

Mientras la bandera roja de la victoria sobre el Reichstag cumple 80 años como símbolo de la derrota del fascismo, Rusia y Venezuela reafirman que la memoria histórica es la mejor vacuna contra el odio y la intolerancia.

A través de este hermanamiento, ambos países nos recuerdan que la victoria de 1945 no fue solo militar, sino también un triunfo del espíritu humano sobre la barbarie, una lección que, ocho décadas después, sigue siendo tan necesaria como el primer día.

Prensa Presidencial / Eduardo Hueck