Palacio de Miraflores, Caracas.- Al fragor de la Revolución Bolivariana, Lina Ninette Ron Pereira, demostró su talante de humildad y entrega con los humildes, al tiempo que combatió los antivalores y contribuyó con patriotismo y lealtad a las luchas populares de emancipación del pueblo. Tras incontables batallas su vida se apagó el 5 de marzo de 2011, y hoy es recordada con el mismo sentimiento que el Comandante Hugo Chávez, la despidió para quedarse en los corazones del pueblo“eternamente viva”.
Rebelde y antiimperialista, Lina Ron, es la voz del pueblo que no se extingue. Se caracterizó por ser una mujer llena de virtudes y accionar de amor con el prójimo. Siempre se mantuvo solidaria con la causa de los oprimidos y víctimas del capitalismo.Por su indiscutible lealtad a las causas emancipadoras, se quedó en los corazones de las masas militantes de la Revolución Bolivariana.
El día de su partida física, el Comandante Chávez expresó: «El pueblo te declara eternamente viva. ¡Viva! No morirás. Te declaramos viva, como viva estarás para siempre en las luchas del pueblo, en el canto del pueblo, en las batallas del pueblo y en las victorias del pueblo… ¡Para siempre! mujer”.
Al cumplirse11 años de su partida física, su ejemplo está vivo en las calles donde militó y acompañó las luchas cotidianas, muy especialmente contra la burguesía, las élites, el imperialismo y los poderes dominantes que no cesan en sus agresiones a Venezuela.
Sin duda, Lina Ron, se caracterizó por su verbo encendido y palabra de fidelidad al proceso revolucionario que encabezó el Comandante Eterno Hugo Chávez, y a quien defendió a ultranza en todos los escenarios con la convicción absoluta de transitar el camino correcto de la historia. Ambos mantuvieron un inefable aprecio.
Mujer de grandes batallas sociales
Anaco (Anzoátegui), fue la tierra oriental que la vio nacer el 23 de septiembre de 1.959. A sus 27 años se traslada a la capital, y con sus estudios ideológicos de izquierda emprende la jornada política que floreció hasta el 5 de marzo del año 2011, cuando partió debido a complicaciones de salud.
Previo, a la entrada del nuevo siglo, las calles de Caracas la conocieron en sendas marchas y manifestaciones que a través de los Comités de Luchas Populares (CLP), se organizaron a favor de los derechos y contra las injusticias de sectores estudiantiles, se sumaron a ella trabajadores de la economía informal y de las familias que ocupaban terrenos y espacios que eran engordados para la prosperidad del latifundio urbano. Cualquier anécdota del quehacer diario de Lina, que se refiera en estas líneas, se quedaría corta para expresar su bondad.
Un sitio emblemático de la ciudad que guarda entre sus muros, paredes y ornato, parte de la grandeza del corazón de esta combativa mujer, se dibuja en Plaza Andrés Eloy Blanco, hoy Plaza Lina Ron, ubicada en la esquina de Santa Capilla, en el casco histórico capitalino.
Fue allí, precisamente en la cuadra fundacional de la ciudad que a diferencia de aquel 1567, cuando los colonizadores españoles establecieron el nombre de nuestra Caracas, a fuerza de sangre y sufrimiento de los hermanos pueblos originarios, donde Lina, abrazaba a los descalzos, a los desposeídos, a los excluidos y a quienes con esperanza acudían en busca de algún sustento.
En su pasión inextinguible por servir al prójimo, Lina, estableció cerca del Merendero de San Mauricio –un lugar para el encuentro dentro de la plaza que hoy lleva su nombre- una especie de plan de alimentación solidario que conllevaba a diario una gran olla de sopa para el sustento de los necesitados. Se sumaba una réplica de oficina de asistencia social para casos de salud o de cualquier índole que ella misma tramitaba con el Ejecutivo Nacional. Allí acudían decenas a diario y encontraban respuesta y solidaridad, y muchos se fueron reinsertando a nuevas labores de la sociedad.
Entre otras remembranzas de la vida de esta insigne luchadora, se recuerda que se encadenó con más de 2 mil personas, en la plaza Bolívar de Caracas, porque el extinto Alcalde Metropolitano, Alfredo Peña, había despedido a trabajadores que reclamaban reivindicaciones laborales.
Así fundó en 2004, el partido revolucionario Unidad Popular Venezolana (UPV), con un carácter antiimperialista y una tolda política sumada al proyecto Bolivariano del Comandante Hugo Chávez y hoy al Presidente de la República Nicolás Maduro.
Su claridad ideológica sobre el enemigo histórico, la llevó a rebelarse de diversas formas contra las oligarquías expresadas en la iglesia católica y los medios de comunicación dominantes- con quienes mantuvo su acción contestataria- porque servían al imperialismo que ya acosaba al pueblo y a la Revolución Bolivariana.
Estas acciones polémicas le bastaron los regaños públicos del Comandante Eterno Hugo Chávez, quien la llamó “indomable”, pero al mismo tiempo la ternura de la mujer valiente se afirmaba en el transitar histórico que hoy le da la razón de sus luchas sociales e ideológicas frente a las agresiones imperialistas.
En su militancia profundamente Chavista, Lina Ron, acompañó las luchas propias del pueblo junto a los líderes de la Revolución Bolivariana en unidad perfecta.
Hoy a 11 años de su siembra, las mujeres y hombres revolucionarios enfilan la lucha antiimperialista con la consigna eternamente viva de Lina Ron, “Con Chávez todo, sin Chávez plomo”.
Prensa Presidencial / Yndira Visnú López