Caracas. – En un emotivo discurso, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, enfatizó la importancia del Siglo XXI para los pueblos, al indicar que «después de tantas luchas, de tanta heroicidad sumada y acumulada», este es «nuestro siglo».
El presidente Maduro destacó que no se trata de una simple retórica, ni de un discurso vacío, sino de una realidad que debe ser construida colectivamente.
«Este siglo tiene que ser el siglo donde nuestra voz se escuche con fuerza y nuestro pueblo construya una realidad distinta, articulada al nuevo mundo que está naciendo», subrayó.
Vencer las intrigas
En su mensaje, hizo hincapié en la necesidad de «romper las amarras culturales, políticas e ideológicas, económicas y financieras y para lograr eso tenemos la necesidad de la unión y vencer las intrigas» para avanzar hacia un futuro mejor.
En este sentido, hizo un recorrido histórico sobre la victoria obtenida en Ayacucho donde «toda América se unió en un solo ejército y llegó victorioso el ejército unido libertador, era un ejército popular de esclavos libertos, zambos, mestizos, negros, indios conducidos por Bolívar y Antonio José de Sucre».
En el relato histórico, resaltó que el símbolo de esta victoria fue cuando los pueblos Inca, Quechua, Aimara desprendieron «el Pendón de Pizarro y -se lo entregaron- como el gran trofeo de guerra y de victoria a Antonio José de Sucre».
Asimismo, añadió la importancia de este hecho que inspira a la unidad de los pueblos para luchar y ganar sobre las amenazas actuales como el fascismo, «contra los esclavizadores de hoy, contra el Ku Klux Klan (KKK) de hoy, contra los nazis de hoy, es una lucha férrea», comparó.
El Mandatario también hizo un llamado a la unidad del pueblo e indicó que «defendiendo las causas justas, construyendo unión en lo productivo, en lo científico, en lo educativo», se puede alcanzar un destino común.
«El destino es la victoria y la unión y la liberación de nuestro pueblo», resaltó y reafirmó su compromiso con la lucha por la liberación y el progreso.
Prensa Presidencial/ Eduardo Hueck