Belém, estado de Pará. – Fue en noviembre de 2022 en Sharm El Sheikh, República Árabe de Egipto, donde emergió la propuesta de asumir responsabilidades en la salvación de la selva y la biodiversidad de la Amazonía, en medio de la 27° Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27),
El presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, a su llegada a suelo egipcio informó a medios de comunicación que había propuesto a Colombia y Brasil una cumbre suramericana para la defensa del Amazonas, considerado el pulmón del mundo.
La definió como una invitación que busca la recuperación del Amazonas, y revertir, de manera tajante, todos los procesos de destrucción de esta área.
El Mandatario venezolano, ante Jefes de Estado y de Gobierno, instó esta tarea a líderes suramericanos para la preservación del bosque tropical más extenso del mundo.
Considerado con una extensión que llega a los 7 000 000 km2, repartidos entre nueve países, de los cuales Brasil y Perú poseen la mayor extensión, seguidos por Colombia, Bolivia, Venezuela, Ecuador, Guyana, Surinam y Guayana Francesa, la Amazonía se erigió como el común denominador de una visión compartida en su defensa.
En ese enfoque, se fueron generando reuniones que iban en sintonía con la defensa de la Amazonía, como el Diálogo Regional de Alto Nivel sobre la “Amazonía como pilar de Equilibrio Climático y de la Vida”, que sostuvieron los gobernantes de Venezuela y Colombia, Nicolás Maduro y Gustavo Petro, respectivamente.
Los dos Mandatarios giraron lineamientos sobre un enfoque regional amazónico, así como acciones concretas en favor de su restauración y conservación, con ejes de atención que iban desde la comunidad, la biodiversidad y protección de la Amazonía.
En esa línea, la República de Colombia le otorgó relevancia a las comunidades en la toma de decisiones para que sus voces sean escuchadas en el diseño de políticas públicas y para que la restauración y el ámbito ancestral sea tomado en cuenta.
Cónsono con ello, el Dignatario venezolano enfatizó en la COP27 acerca del rol de los pueblos originarios, como actor fundamental que imparta conocimientos en cómo salvar y cómo convivir con la naturaleza que ha sido afectada severamente por la huella irreparable de milenios de existencia.
Ilustró que, en esa tarea, las culturales ancestrales y originarias de todo un continente, desde los indios originarios siux del Norte de América hasta los yanomamis de la selva Amazónica, “han concebido siempre a la tierra como un ser vivo que siente y piensa como nosotros”.
Para el logro de este objetivo compartido, durante la (COP27), Caracas y Bogotá establecieron hoja de ruta para detener la destrucción y la rehabilitación de este pulmón vegetal, acción que se lograría pasando, señaló el jefe de Estado venezolano por la recuperación de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), instancia con “capacidad histórica de observar el Amazonas”.
El jefe de Estado venezolano planteó así poner en la agenda presidencial y social como prioridad la regeneración de la Amazonía. El camino a lograrlo – dijo en ese momento el presidente Maduro- se aliviaría con el ascenso al poder en la República Federativa de Brasil, de Luiz Inácio Lula Da Silva.
Desde ese momento hasta la actualidad, cuando se espera la Cumbre Amazónica, a realizarse en Belém, Brasil, el 8 y 9 de agosto, y al que se espera asistan los países miembros del arco amazónico, para ahondar en los principios de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), varias reuniones se han desarrollado, entre estas, la encabezada por los presidentes de Colombia, Gustavo Petro, y Brasil, Lula Da Silva, el pasado 8 de julio, en la ciudad colombiana de Leticia, al sur del país.
Ambos conversaron en torno a la coordinación regional de los países con territorio amazónico para preservar la selva tropical más grande del mundo. En el encuentro, los temas abordados fueron: La protección de la biodiversidad, la lucha contra la deforestación y la protección de la Amazonia contra la minería.
Ambos líderes solicitaron a los países más ricos que contribuyan con fondos a la preservación de los territorios amazónicos, quienes consideran que esta gran selva es clave para la mitigación del cambio climático en todo el mundo.
En Sharm El Sheikh (noviembre 2022) el presidente Maduro, también exhortó a líderes mundiales concretar sin demora el Fondo de Financiamiento de Pérdidas y Daños Climáticos para atender a la población vulnerable.
“La humanidad no puede seguir huérfana”, dijo en esa ocasión, durante el en el Segmento de Alto Nivel de la COP27, razón por la cual es preciso garantizar que los recursos financieros sean distribuidos de manera oportuna a quienes sufren los efectos devastadores de la crisis climática.
Por su parte, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, precisó en la Reunión Técnico – Científica de la Amazonía, Leticia, Amazonas, que hablar de la Amazonia es hablar de superlativos: es la selva tropical más grande del mundo, el hogar del 10 % de todas las especies de animales y plantas del planeta; tiene 50 millones de habitantes con 400 pueblos indígenas que hablan 300 idiomas, posee las mayores reservas de agua dulce del planeta, incluyendo un verdadero océano subterráneo.
Este recorrido por posiciones y voluntades adoptadas por las naciones y gobiernos es la antesala de la próxima Cumbre Amazónica, en la que se busca asumir compromisos políticos de alto nivel para revertir el deterioro acelerado de la Amazonía y trabajar por su restauración.
Naciones como Venezuela, Brasil y Colombia hoy cuentan con otros gobiernos progresistas y que comparten el compromiso de poner la Amazonía en el centro de sus políticas, en el contexto de una visión de democracia pluricultural, caracterizada por el valioso aporte de los pueblos indígenas y afrodescendientes.
Por ello, la Cumbre de Belém será una plataforma para que los ocho países amazónicos asuman su rol protagónico en la búsqueda de soluciones compartidas.
Prensa Presidencial / Anaís Pérez