Caracas, Venezuela – El presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, exhortó a la Fiscalía General de la República (FGR) actuar ante los mensajes de odio de personas que amenazan con quemar, balear y atacar.
“Son testimonios horribles del fascismo, pero aquí a Venezuela no llegarán (…) mi rechazo absoluto al ataque fascistas”, enfatizó.
Maduro denunció la campaña de odio y fascismo que ha surgido de aquellos que promueven la intolerancia, la persecución y las amenazas, destacando el caso de Raidery, que se ha convertido en objeto de ataques debido a su servicio prestado al Presidente venezolano.
«Hay una justicia divina toda mi solidaridad con todos los trabajadores, operadores, y asociados a Ridery, sigan su trabajo, sigan creciendo», subrayó.
El jefe de Estado venezolano destacó la importancia de seguir adelante con su trabajo y crecimiento, instándolos a no dejarse intimidar por aquellos que promueven el odio y la intolerancia.
Maduro dejó claro su absoluto rechazo al ataque intolerante y fascista que se ha desatado, y enfatizó la necesidad de que la justicia actúe ante tales amenazas.
«Mi rechazo absoluto al ataque intolerante y fascista. Que cada quien saque su propia conclusión. Y es lo que he venido denunciando. La campaña de odio, están llenando de odio a un grupito para que salgan a quemar el país, a matar», denunció.
Aprobada construcción de universidad en Yumare
En otro orden, el Mandatario, durante su Live por la plataforma de TikTok, aprobó que en lugar donde se registró la Masacre de Yumare, en 1986, se construya una universidad pública.
“Diosdado, esa universidad pública está aprobada para dar carreras de medicina, enfermería, ingeniería y rendir un homenaje a los venezolanos que fueron asesinados criminalmente” en el lugar.
Esta decisión responde al planteamiento de las comunidades de Yumare, estado Yaracuy, al integrante de la Coordinación Central del Comando de Campaña Venezuela Nuestra del Siglo XXI, Diosdado Cabello, quien participó en acto político en Yaracuy.
Prensa Presidencial / Eduardo Hueck