Palacio de Miraflores, Caracas. – El presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, recibió la tarde de este viernes en el Palacio de Miraflores al cantante salsero, Adalberto Santiago.
En su trayectoria artística, Santiago ha contado con influencias tempranas que incluyeron a los músicos cubanos Beny Moré y Miguelito Cuní, iniciando su carrera profesional cantando en tríos y tocando el bajo y la guitarra, esto a la vez que bailaba y cantaba.
A lo largo de su carrera, Adalberto Santiago se ha paseado por una gran variedad de géneros latinos, gracias a su voz potente y armoniosa, una depurada técnica vocal y una rigurosa disciplina física que lo ha mantenido en forma hasta la actualidad.
Merengue, Bomba, Plena, Charanga, Bolero, Guaguancó, Son Montuno, Rumba, Pachanga, Guaracha, Cumbia, Boogaloo y las derivaciones más modernas de estos géneros, como la Salsa Gorda o Dura y la Salsa Monga o Romántica.
Santiago ha escrito canciones para un sinnúmero de álbumes en los cuales él ha participado, bien como director de orquesta o como solista, y ha proporcionado composiciones para otros artistas, tales como Joe Cuba.
Adalberto sigue siendo fiel a sus raíces latinas y una declaración que hizo en 1977 es todavía aplicable en la actualidad: «Quiero llevar un mensaje verdaderamente latino a la gente. Esto es lo que yo hago mejor y la estructura de música latina es más conveniente y adecuada para mi voz».
Este encuentro fraterno desde Miraflores se lleva a cabo como preámbulo del Festival Mundial de la Salsa 2022 a celebrarse en junio del año en curso.
Acompañan al jefe de Estado la Primera Combatiente de la República, Cilia Flores; el presidente de Corazón Salsero, Javier Key; y la directora de la Radio Salsa Caribe, Carolina Cestari.
El presidente calificó al cantante de leyenda de la salsa romántica y la salsa brava. “Una leyenda, ídolo de varias generaciones”, dijo el presidente Maduro, mientras que el intérprete puertorriqueño agradeció con emoción las palabras del Dignatario venezolano.
Prensa Presidencial/Anaís Pérez